Add parallel Print Page Options

Un hombre que tenía un espíritu impuro(A)

21 Entraron en Capernaúm, y el sábado entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. 22 Y se admiraban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. 23 Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu impuro, que gritó:

24 —¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios.

25 Entonces Jesús lo reprendió, diciendo:

—¡Cállate y sal de él!

26 Y el espíritu impuro, sacudiéndolo con violencia y dando un alarido, salió de él. 27 Todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo:

—¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con autoridad manda aun a los espíritus impuros, y lo obedecen? 28 Muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.

Read full chapter

Dios promete un profeta como Moisés

15 »Un profeta como yo te levantará Jehová, tu Dios, de en medio de ti, de tus hermanos; a él oiréis. 16 Conforme a todo lo que pediste a Jehová, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, al decir: “No vuelva yo a oír la voz de Jehová, mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.” 17 Y Jehová me dijo: “Bien está eso que han dicho.” 18 Un profeta como tú les levantaré en medio de sus hermanos; pondré mis palabras en su boca y él les dirá todo lo que yo le mande. 19 Pero a cualquiera que no oiga las palabras que él pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuenta. 20 El profeta que tenga la presunción de pronunciar en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado pronunciar, o que hable en nombre de dioses ajenos, ese profeta morirá.

Read full chapter

Dios cuida a su pueblo

¡Aleluya!

111 Alabaré a Jehová con todo el corazón
en la compañía y congregación de los rectos.
Grandes son las obras de Jehová,
buscadas de todos los que las quieren.
Gloria y hermosura es su obra,
y su justicia permanece para siempre.
Ha hecho memorables sus maravillas;
clemente y misericordioso es Jehová.
Ha dado alimento a los que lo temen;
para siempre se acordará de su pacto.
El poder de sus obras manifestó a su pueblo
dándole la heredad de las naciones.
Las obras de sus manos son verdad y juicio;
fieles son todos sus mandamientos,
afirmados eternamente y para siempre,
hechos en verdad y rectitud.
Redención ha enviado a su pueblo;
para siempre ha ordenado su pacto.
¡Santo y temible es su nombre!

10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
¡su loor permanece para siempre!

Lo sacrificado a los ídolos

En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos el debido conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica. Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debería saberlo. Pero si alguno ama a Dios, es conocido por él.

Acerca, pues, de los alimentos que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para quien nosotros existimos; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual han sido creadas todas las cosas y por quien nosotros también existimos.

Pero no en todos hay este conocimiento, pues algunos, habituados hasta aquí a la idolatría, comen como si el alimento fuera sacrificado a ídolos, y su conciencia, que es débil, se contamina, si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios, pues ni porque comamos seremos más, ni porque no comamos seremos menos. Pero procurad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles, 10 porque si alguien te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar dedicado a los ídolos, la conciencia de aquél, que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? 11 Y así, por tu conocimiento, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. 12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. 13 Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.

Read full chapter